martes, 20 de agosto de 2013

Incapaces de decir: "NO"...

El post de hoy va dedicado a una clienta a la que llamaré Natalia Moreno.
Hace dos semanas me salió el teléfono de Natalia en el automarcador, llamé, le expliqué mi oferta y estuvo encantada ya que en caso de aceptarla pagaría casi 20 euros menos que en su actual compañía. Me dijo que por educación querría consultarlo con su marido pero que le interesaba muchísimo y que por favor la llamara al día siguiente.
Llamé a Natalia al día siguiente a las 10:30 y su hijo pequeño me dijo que su madre estaba durmiendo.
A las 12:30 había salido a hacer un mandado.
A las 13:45 no había vuelto.
A las 14:30 seguía sin aparecer.
A las 15:45 justo antes de acabar mi jornada Natalia no estaba en casa.
Al día siguiente nadie cogió el teléfono en todo el día.
Dos días después, a las 12 de la mañana de nuevo el niño atiende mi llamada y asegura no saber dónde está su madre ni a qué hora volverá.
Un día más tarde había ido a la playa.
El siguiente día había salido y llegaría de noche...

Y esta es la historia de cómo llevo dos semanas hablando varias veces al día con el hijo de Natalia Moreno. 

Te comento, Natalia, puedes decirme claramente que no te interesa mi oferta. Estás en todo tu derecho y te prometo que no voy a llorar ante tu rechazo. No necesitaré ayuda psicológica. No voy a plantearme mi existencia sólo porque no quieras venirte a mi compañía. De hecho ya has sido mucho más amable que la mayoría de mis clientes sólo por haberme escuchado, no tienes que hacer nada más. 

Luego nos ganamos los teleoperadores la fama de pesados. Luego Natalia Moreno irá por ahí diciendo lo pesados que somos los teleoperadores de mi compañía que llamamos todos los días varias veces. Luego las amigas de Natalia le darán la razón y comentarán casos similares en los que a ellas también las estuvieron acosando durante semanas. Lo que nadie dirá nunca es que a mí, y a las respectivas teleoperadoras que acosaron a las respectivas amigas de Natalia, nos da exactamente igual con qué compañía telefónica estén. Yo bastante tengo con preocuparme por mis facturas como para preocuparme por cuánto paga Natalia por las suyas. A mí me da igual llamar a Natalia que a cualquier otra persona, total, voy a tener que estar 6 horas llamando a gente, sean nuevos o antiguos. En serio, para que no vuelva a llamaros sólo debéis pedírmelo, pero si en lugar de decir un simple "no", seguís dándome largas yo, evidentemente, seguiré llamando...

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